Barcelona, a 90 minutos de Wembley

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  • jueves, 28 de abril de 2011
  • by
  • Eduardo Del Olmo
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  • El día de ayer se midieron de nueva cuenta Real Madrid y Barcelona, esta vez en su edición de la Champions League, dando por resultado un 0-2 para los visitantes, con lo que se antoja que la semifinal del Superclásico esta más que definida.
    Si bien para los merengues es ya una obsesión obtener la Orejona de Europa, no se denotó en lapsos del encuentro, dominado por los culés por más tiempo y teniendo más oportunidades claras de gol y si se aplaudía el esquema planteado por Mourinho en la final de la Copa del Rey, Guardiola no se quedó atrás y replanteó su juego, basta decir que Iniesta no tocó el campo y que Özil no tuvo más de 10 contactos con el balón en su estadía en el partido.
    El primer tiempo nos entregó a un Barcelona amo y señor del esférico, con pocas llegadas a los arcos defendidos por Casillas y Valdes. El partido se notó trabado en mediacancha, con lo cual había muchas faltas, algunas innecesarias, razón por la que se fue calentando el Superclásico. Al término del primer tiempo hubo un connato de bronca en la zona de bancas, provocada por el arquero suplente de los culés, José Manuel Pinto, el cual salió expulsado.
    El marcador se terminó abriendo hasta la segunda parte. Con un Pepe con roja directa, un Mourinho viendo el partido desde las gradas, más llegadas catalanas y con más claridad y un resultado que incluso se veía cómodo para los merengues, en el 76' para ser exactos, Ibrahim Affelay desbordó por la lateral derecha, entrando sin dificultadoes en los límites del área. Marcelo se entregó totalmente ante el holandés, lo que facilitó el pase para Lionel Messi, quien definió entre Sergio Ramos e Iker Casillas.
    El segundo gol es más una genialidad del argentino que una jugada colectiva. Al 86' y ya con la confianza de ir ganando de visitante, Lio tomó el balón desde tres cuartos de cancha, se perfiló hacia la portería, realizó un recorrido a gran velocidad, se quitó a cuatro jugadores blancos y definió al costado derecho de Casillas. Los merengues solo lo observaban y ante el temor de provocarle falta, no entraban con decisión sobre el esférico. Obra maestra que quedará en los registros no solo de Messi, sino de los superclásicos españoles.
    La vuelta se terminará jugando en el Camp Nou, el Madrid necesita dos goles de mínimo y que el Barcelona no marque, eso solo para empatar la semifinal. Suena difícil si se considera que no se tendrá a Sergio Ramos y a Pepe, dos referentes de la defensa merengue.