A lo "Moudrid"

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  • miércoles, 20 de abril de 2011
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  • Lalin alмanza
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  • Y llegó la segunda batalla del superclásico español entre Barcelona y Real Madrid, como podía esperarse un partido cardiaco, ríspido, fuerte, trabado por momentos, con jugadas espectaculares, todo esto englobado en un marco esplendoroso como el Mestalla. De un lado la afición del Barcelona, alentando, apoyando a su equipo con gran algarabía, en muchos de ellos la alegría de que festejarían el primer título del año, en muchos de ellos también el reflejo de confianza y de ver a su equipo blaugrana dando ese futbol que nos ha venido mostrando en los últimos tiempos, dinámico, de gran trato al balón, rápido, espectacular, profundo y decisivo; por otro lado la afición merengue, apoyando en las buenas y en la malas como siempre, espectantes y nerviosos por saber como saldría el conjunto blanco a la cancha después de haber visto ese futbol extraño que a muchos no agrado en el partido de liga, con cara de preocupación en muchos por lo que estaban a punto de observar, y que en sólo ver la alineación se emocionaban, coreaban y gritaban a más no poder, eso sin perder la confianza y la esperanza de levantar la copa del rey, de sacar el orgullo y dar todo lo mejor en la cancha.

    Así comenzó el partido, peleado y disputado por ratos en media cancha, Mourinho fiel a su estilo tratar de anular al mediocampo del Barca y sus principales figuras como Xavi, Iniesta, Messi, por otro lado Pepe Guardiola con un planteamiento que todos conocemos, un futbol de toques, de buen trato de balón, pero que se iba tornando desesperante por la gran táctica que el Real Madrid le habia puesto enfrente, un partido muy fuerte, con muchas patadas de principio a final, el Madrid propuso en el primer tiempo, tuvo ocasiones de gol por parte de Cristiano Ronaldo, la única punta del cuadro merengue, mientras veíamos a un Barcelona desconocido, sin ideas, jugando al pelotazo y muchos pases imprecisos, asi concluyó el primer tiempo con Madrid peligroso y mostrando un aceptable futbol en Mestalla
    .

    Pasando a la segunda mitad, las cosas cambiaron, vimos al Barcelona de la temporada y de los últimos años, abriendo el terreno de juego, atacando por las bandas, dándole profundidad y asfixiando al conjunto del Real Madrid, pero como siempre faltaba vencer al más importante del partido y del conjunto merengue, y que en el transcurso del partido se convertiría en figura, Iker Casillas que tuvo una noche completa y mágica, tapando goles por todos lados, con un Madrid volcado en su mismo terreno y que no sabía como quitarle el balón a los blaugranas, casi apostando a los tiempos extras, ya para el final de los 90 reglamentarios, una genialidad de Messi que filtró a Pedro y este la puso en las redes para vencer a Iker, pero había bandera levantada, un fuera de lugar preciso y muy fino que el juez de línea vió y marcó, el Madrid no se quedó atrás, con un gran disparo de fuera del área de Di María casi al final de los 90 minutos, que el arquero Pinto desvio para tiro de esquina, así concluyó el tiempo reglamentario, nada para nadie, y a definirlo en la prórroga.


    Y llegó el tiempo suplementario, los dos equipos se veían desgastados del gran esfuerzo que habían realizado en los 90 reglamentarios, y se nos vino lo mejor del encuentro, una gran jugada entre Marcelo y Di María y este último desbordó a línea final para meter un centro preciso a la cabeza de Cristiano Ronaldo que con gran remate del portugués colocó el esférico en las redes y la locura en Mestalla para los blancos, al Barcelona no le alcanzó, por más de que siguió intentando no consiguió descifrar el ajedrez de Mourinho, y con una gran muralla enfrente llamada Iker Casillas.
    El Real Madrid se ha coronado, despues de 19 años que no lo hacia en la Copa del Rey, también se quitó de esa maldición que ya traía ante el némesis preferido, el gran esfuerzo de los merengues y la tarea estaba completada, con un estilo de juego para muchos rústico pero efectivo por parte de José Mourinho que ha puesto a soñar y a regresar la confianza al Madridismo, y ¿por qué no? para ganar la décima orejona.